viernes, 5 de septiembre de 2014

Godzilla (2014)

Ver el Godzilla de Gareth Edwards es un poco como contemplar las 36 vistas del monte Fuji que realizó Hokusai: estampas de profundo carácter poético donde el hombre interactúa con los dioses de la naturaleza (siempre en presencia del Fujiyama, fuente del secreto de la inmortalidad), integrándose más o menos en ella, pero siempre de forma precaria y fugaz, sobrepasado, cuando no directamente ausente. 

Ante un guión comercial y completamente carente de interés, el director Gareth Edwards opta por la poesía visual que tan buenos resultados le había dado en su opera prima Monstruos, y apuesta por una contemplación de lo gargantuesco y lo ajeno desde el punto de vista de los asustados humanos. Una sucesión de estampas desconcertantemente pausadas e impresionistas que se te quedan en la mente: los monstruos enfrentados en la lejanía a través de una puerta que se cierra, Godzilla nadando rodeado de portaaviones más pequeños que las aletas de su lomo, la inundación vista a través de un escaparate, la bomba que explota casi fuera de plano y en silencio...

Un puñado de vistas de Godzilla hiladas por una historia curiosamente respetuosa con las películas iniciales y que suplen con estética la ausencia de emoción y tensión. Un blockbuster contemplativo.

(Las estampas del monte Fuji tuvieron tanto éxito que Hokusai añadiría diez más, dando un total de 46. Posteriormente, en los últimos años de su vida reincidiría en el tema y haría una secuencia de cien vistas.)

2 comentarios:

  1. oh... así explicada, acabas de convertirla en mi película favorita, ¿sabes?

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  2. Buena descripción, sí señor. En especial en lo de "carente de emoción". ;-D

    Y que alguien le retire ya a Aaron Taylor_johnson el carnet de actor, por favor.

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