jueves, 24 de abril de 2014

The Worricker Trilogy

Hace tres años vi Page Eight (Página ocho) dividido entre la maravilla y el pasmo (y algo de agobio porque llegaba tarde a la comida de navidad en familia, pero esa es otra historia). La descubrí por casualidad, como pasa siempre en la red, mientras miraba yo que sé qué otra cosa. Me desconcertó la existencia de una película desconocida para mí en la que aparecieran Bill Nighy y Rachel Weisz, donde también salían Michael Gambon y Alice Krige y Judy Davis y Ralph Fiennes y otra gente menos conocida pero de talento sobradamente probado. Resultó que si no conocía la película era por ser de televisión. De la BBC, para más señas. Por tanto, pertenece a ese limbo donde se pierden las miles de películas televisivas que se hacen y que sólo se descubren cuando salen a traición en DVD o te las pone Antena 3 los fines de semana de tres en tres (¿quién podía imaginar que hubiera tantas películas alemanas espantosas en la televisión idem? Yo, por mi parte, era más feliz antes de saberlo o encontrármelas durante la merienda).


Al ver Page Eight, me pasmó que pudiera haber una película de espías donde la gente hablase, no se peleara ni se disparara y se escapara andando deprisa, no corriendo. Me maravilló que se pudiera dialogar tan bien, de forma teatral, falseando la naturalidad, pero TAN bien. Así deberían ser todos los diálogos de las películas y las novelas y los tebeos del mundo: ingeniosos, divertidos, inesperados, huyendo de lugares comunes, comunicando al espectador información que los personajes saben al tiempo que estos se enteran de cosas nuevas, sin horrendas frases informativas tipo “tú, como carpintero, ya sabrás que el martillo se coge por el mango”. Y todos los actores deberían ser como Bill Nighy, o como Michael Gambon, o como cualquier otro de esta película, que dicen las frases como si se les acabaran de ocurrir.

La trama es complicada, y no vamos a adelantarla aquí, pero la historia es relativamente simple: Johnny Worricker (Bill Nighy) es un espía, un analista de información que trabaja en horario de oficina, que se ve arrastrado por su superior y amigo a defender su oficio y su “empresa” hasta las últimas consecuencias. De paso se habla de la lucha por el poder, la manipulación y ocultamiento de la información, la guerra contra el terror, y de que no es lo mismo saber que confirmar. Cosas poco actuales, vamos. Y todo ello contado de forma sutil, discreta, solapada. Nada se explicita sino que se insinúa, y al espectador le corresponde deducir y entenderlo por su cuenta, por ejemplo comprender a la hora de metraje a qué venía el exabrupto del minuto quince, ya que se le considera inteligente y capaz. Un detalle que se muestre tanto respeto hacia nuestra persona.

Es una película enormemente estilizada, no realista, y puede a que a muchos les parezca inverosímil, o que no pasa nada, o que es una chorrada. Para gustos están los colores, y a mí me gustan los de esta película. Afortunadamente, no soy el único, ya que tuvo tanto éxito que la BBC encargó a su director y guionista David Hare que la continuara. Y este decidió hacer dos películas y formar una trilogía bastante coherente para empezar con una película que no esperaba ser continuada. 

La BBC emitió el resultado hace menos de un mes, y está compuesto por Turks and Caicos (Turcas y Caicos, por las islas del mismo nombre) y Salting the Battlefield (Sazonando el campo de batalla), donde además de los actores citados aparecen gente desconocida como Christopher Walken, Winona Ryder, Rupert Graves y Helena Bonham Carter. Dediqué un día de estos últimos meses agobiantes (en que apenas he podido terminar alguna entrada para este blog) a relajarme y disfrutar un poco. Y las continuaciones no desmerecen nada de la película original, y disculpen que no diga nada más de ellas porque sería revelar spoilers de la primera película. Lo importante es que el resultado sigue siendo una abrumadora exhibición de ingenio y talento. Diversión inteligente en grado puro. Recomiendo encarecidamente las tres.



(A pesar de que el Imdb ofrece un título en castellano para la primera película -Entre líneas-, no hay versión española que yo sepa. Igual algún día nos la emite Antena 3 entre una película canadiense sobre adolescentes que caen en el submundo del alcoholismo y un plagio alemán de La jungla de cristal. Mientras tanto, se pueden buscar las tres películas en la red o comprarlas aquí, en Amazon, como siempre, o ambas cosas. Con subtítulos sólo en inglés, claro. Para la primera película se encuentran por internet subtítulos en castellano, aunque la sutileza de los diálogos es mala compañera para el traductor aficionado, y hay cada uno que... Aquí recomendamos los de Argenteam, que, como es habitual en esa página, son bastante decentes y no suelen tener errores flagrantes. Para las otras dos películas, pues... sólo en inglés; habrá que esperar a que algún alma caritativa ponga manos a la obra.)

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